jueves, 6 de octubre de 2011

Segundo orden de amor: Jerarquía

Ahora hablaré del segundo orden del amor, este segundo orden tiene que ver con el llamado “orden de jerarquía” el cual a su vez se refiere a que dentro de una familia cada uno tiene un lugar particular, el cual es indispensable respetar en la intención de favorecer el flujo amoroso dentro de la misma.
Esto es, los abuelos son precisamente eso y no otra cosa, el papá es el papá y no otra cosa, la mamá es la mamá y no otra cosa, el hijo mayor es el hijo mayor y no otra cosa, el hijo menor es el hijo menor y no otra cosa y así para cada uno de los miembros de la familia.
Las alteraciones empiezan cuando resulta que por alguna razón papá deja de funcionar como papá, mamá deja de funcionar como mamá o cualquier otro miembro de la familia deja de funcionar en el rol que le corresponde, si lo pusiera en una imagen, ésta sería, que los grandes siempre serán los grandes y los chicos, siempre serán lo chicos; mientras esto funcione de esta manera, las cosas irán bien para todos.
Puede parecer algo muy lógico o evidente, sin embargo es relativamente común que se generen formas de relación en las cuales alguno de los hijos deja de funcionar como tal para convertirse en algo diferente, por ejemplo cuando papá y mamá discuten y alguno de los dos cuenta a alguno de los hijos lo ocurrido, esperando algún tipo de comprensión o consuelo; es decir, se busca en un menor algo que quizás tendría que buscarse en un mayor. Cuando algo así ocurre, el hijo pierde un poco de cada uno de sus padres porque los ama a ambos y le duelen ambos, el tomar partido implica una deslealtad que tendrá un alto costo para el hijo… ¿Cómo acercarse a quien descalifica a alguno de los padres? ¿Cómo acercarse a quien fue previamente descalificado?...
De manera que lo conveniente resulta ser que los “grandes” respeten su condición de “grandes” y los chicos se mantengan en su condición de “chicos”. Si un “grande” empieza a hablar a un chico acerca de algo de grandes, el pequeño tendría que decir, “eso no lo quiero escuchar”, es esto algo un tanto difícil de llevar a cabo dado el gran amor que une al pequeño con el mayor, sin embargo, el no hacerlo, los condena a ambos de cierta forma.
Ya seguiremos hablando de esto más adelante, que desde luego hay mucho más que decir al respecto… se valen cuestionamientos…

Mario Alberto Núñez Molleda

No hay comentarios:

Publicar un comentario