domingo, 30 de octubre de 2011

La fiesta... un cuento de Bert Hellinger

Considerando la celebración de nuestro “Día de muertos” decidí en esta ocasión compartirles un hermoso cuento de Bert Hellinger, creador del modelo comprensivo del ser humano de “Las constelaciones familiares”. En este cuento, el plantea una visión por demás alentadora acerca de la existencia humana y de las terminaciones… de las relaciones, de las situaciones… de la vida misma.
“Alguien se pone en camino y, al mirar hacia delante, a lo lejos distingue la casa que a él le pertenece. Sigue caminando hacia ella y, al llegar, abre la puerta y entra en una habitación preparada para una fiesta. A esta fiesta vienen todos los que fueron importantes en su vida; y todo el que viene trae algo, se queda un tiempo y se va.
Así pues, vienen a la fiesta, cada uno con un regalo por el que ya pagó el precio entero, sea como fuere: la madre, el padre, los hermanos, un abuelo, una abuela, el otro abuelo, la otra abuela, los tíos y las tías y todos los que hicieron sitio para ti, todos los que te cuidaron, los vecinos quizás, amigos, maestros, parejas, hijos. Todos los que tuvieron importancia en tu vida y los que aún la tienen. Y cada uno que llega trae algo, se queda un poco, y se va. Al igual que los pensamientos que llegan traen algo, se quedan un poco, y se van. Al igual que vienen los deseos o el dolor. Todos traen algo, se quedan un poco, y se van. Y también la vida: viene, nos trae algo, se queda un poco y se va.
Después de la fiesta, la persona se encuentra colmada de regalos, y solo permanecen a su lado aquellos a quienes les corresponde quedarse aún un tiempo. Así, se acerca a la ventana y se asoma: allí ve otras casas, sabe que en su día también allí habrá una fiesta, y él irá, llevará algo, se quedará un poco y se irá”.   Bert Hellinger

Para mí, la invitación es clara: honrar (hacer algo bueno con lo que hemos tomado) y asentir (expresar un “sí a todo” desde lo más profundo de tu corazón). La vida es solamente un breve instante, lo verdaderamente grande es aquello que estaba antes y lo que estará después, así que resulta fundamental en este tan especial espacio dedicado a NUESTROS muertos dedicar un momento para ellos honrando y asintiendo a lo que a “nuestra fiesta” vinieron a ofrecernos… por un día hacer consciente ese lugar que ya tienen por solo haber estado.

Mario Alberto Núñez Molleda
Psicoterapeuta
 

miércoles, 26 de octubre de 2011

La empatía: Ese espejo mágico

Hablando del desarrollo en el potencial intelectual de nuestros alumnos y/o hijos, la semana anterior dimos algunos ejercicios para fortalecer el área creativa y empática, y sobre esto último quisiera profundizar un poco más.
La empatía, definiéndola en sus términos más simples es: “Un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra”. (Wikipedia.org)
Habíamos ya comentado que cuando hablamos del proceso de Enseñanza-aprendizaje, este último se puede dar de dos formas: Por mecanismo de imitación y por toma de perspectiva (Dr. Nicolás Danzinger INSERM Francia)
En el mecanismo de imitación, cuentan mucho nuestras experiencias vividas y lo que de ellas hemos tomado, y en la toma de perspectiva, es vital lo que aprendemos de otros y de experiencias ajenas. Por lo tanto, si analizamos con lógica, podremos ver que el proceso de aprendizaje que necesita ser activado es en esencia el segundo, ya que el primero lo experimentamos a la par con la vida misma.
Aprender de otros sí es posible, y el proceso de enseñanza aprendizaje no es la excepción. En este mecanismo de aprendizaje la “empatía” es la pieza clave.
Si nosotros logramos trabajar la función empática, podremos entonces tomar en gran parte de las proyecciones y experiencias de terceros. Y en este sentido, no hablo de ser empático con alguna persona en especial, como decimos comúnmente, este joven me cae bien, pero no sé por qué razón aquél otro no me es simpático, es decir me resulta desagradable o antipático.
El tipo de empatía que nosotros, para los fines de este proyecto de potencialización intelectual necesitamos despertar, ejercitar y fortalecer es sobre algo más superior como lo es nuestra especie, por ejemplo, ser empático con nuestra raza, ser empático con la vida misma y todos los seres que en ella interactuán, ser empático con el universo, en fin, encontrar en estas variables macro-sistémicas un sentimiento afectivo que nos influya, o en este caso a nuestros pequeños.
Ahora bien, ¿Cuál será nuestro primer ejercicio para favorecer la empatía en este enfoque educativo? Los ejercicios que hemos hecho antes para integrar nuestra UCCM, nos sirven mucho como base, con el ejercicio de la semana pasada logramos conectar peculiaridades de objetos o seres para la creación de algo nuevo, y eso estuvo muy bien y se puede seguir practicando. Lo que haremos ahora será lo siguiente: Observar. Así es, en la práctica de esta semana, pediremos a nuestros hijos o alumnos que observen con más detalle.
Un ejercicio que ayuda a que nuestra vista sea más periférica, es mirar a lo lejos. Lo más lejos que nuestros alumnos puedan ver, que distingan algo y nos digan sobre aquello que perciben siempre en este orden: desde lo más alejado hasta lo más cercano. Podemos salir a un campo, o dentro de la ciudad, incluso en el colegio, por ejemplo, es recomendable ubicarnos en el patio y observar. Algo que facilita el proceso es agregar una inhalación profunda cuando los pequeños tengan visualizado el punto más lejano, podemos hacer hasta tres inhalaciones profundas durante el proceso de descripción, como si dividiéramos la distancia en tres partes y acompañaramos cada una con un ciclo de respiración. El oxigeno es vital para el cerebro.
A medida en que nuestros pequeños desarrollen su capacidad de visión podrán percibir con más detalle lo que los rodea y con esto, podremos entonces iniciar nuestro trabajo ya centrado en la función empática para activar la zona neuronal llamada “Neuronas espejo”, que nos ayudarán a activar el proceso de aprendizaje, de una forma más fluida y mucho más nutrida.
Entonces estimados lectores: ¡Está es la semana de la observación! Les invito como siempre a que ustedes realicen también estos ejercicios para ir juntos en el desarrollo, y dejo abierto este espacio o el facebook para aclarar cualquier duda o tener retroalimentación.
Al observar a lo lejos, el nervio óptico se relaja, al igual que otros que intervienen en esta función, ésto por ende, nos hará sentir muy bien, además de que estoy segura que encontrarán, mientras observan, cosas muy interesantes.
 María Natividad Fernández Morfín.
Maestra en Neuropsicoeducación

miércoles, 19 de octubre de 2011

Integrando nuestro ser en el saber

La semana anterior quedamos con la encomienda de realizar algunos ejercicios para fortalecer nuestra UCCM (Unidad Cuerpo Cerebro Mente) ¿Recuerdas? De una manera muy sencilla tratamos de favorecer esta integración que es necesario vivir conscientemente.
Nuestro ejercicio fue muy básico y lo realizamos con nuestros hijos y/o alumnos, se trató de hacer secuencias de movimientos en los cuales se simularan actividades que han sido experimentadas u observadas en otros. ¿Cómo viviste tu práctica? ¿Cómo fue para tus alumnos o para tus hijos, realizar estas actividades?  Si te es posible compartir algún comentario en este blog sería muy enriquecedor para todos.
Como es sabido para todos, cuando queremos dominar un deporte o cualquier otra disciplina, es necesario hacer calentamiento, luego práctica y así una secuencia programada de actividades que al final nos darán el aprendizaje de éste. Lo mismo sucede con la activación en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Para mis alumnos, o para apoyar a que mis hijos aprendan mejor, será entonces básico hacer calentamiento, práctica, ejercitación y perfeccionamiento de técnicas.
Ahora mismo y después de haber iniciado con un calentamiento suave la semana anterior, agregaremos otro ejercicio que nos permitirá favorecer la integración de nuestra UCCM y el principio del desarrollo de algunas habilidades cognitivas.
La sugerencia para esta semana es la siguiente:
-Pide a tus alumnos o a tus hijos que piensen en tres mascotas que les gustaría tener.
-Esta primera fase la harán en silencio, imaginando. Con ojos abiertos o cerrados como ellos prefieran.
-Ahora en un contexto apropiado, de fantasía e imaginación, pide a tus alumnos o a tus hijos que de esas tres mascotas formen una, solamente una. Podrán tomar, por ejemplo, las orejas del conejo, el cuerpo del águila, y tal vez los bigotes del gato… El objetivo es crear una mascota totalmente nueva, incorporando elementos de las tres pensadas previamente. En una primera instancia que lo hagan mentalmente, y después que lo plasmen en un dibujo. Es importante que sólo dibujen la mascota final y NO las 3 que imaginaron.
-Permite que tus hijos o tus alumnos se rían, platiquen mientras dibujan, te expliquen el plan de su creación y todo aquello que verbalmente pueda fluir en el proceso.
-Al terminar pídeles que le den un nombre a esa mascota, y te expliquen el origen especial de esta mascota. Que la coloquen donde visualmente la puedan observar por un tiempo.
Este mismo ejercicio lo puedes guiar cambiando de objeto, por ejemplo podrían visualizar tres medios de transporte y crear combinándolos uno nuevo, o también podrían pensar en tres de sus mejores amigos y crear con ellos a un súper amigo.
En la medida en que pensamos, imaginamos y bajamos esa idea creativa a nuestra realidad INNOVANDO algo, aún cuando sea muy sencillo y guiado, es como si diéramos un masaje que estimulará nuestra unidad para poder desarrollar mejor diferentes habilidades.
¿Sabías que existe una zona en nuestro cerebro que se llama “corteza cingular” y que es en ella en donde se concentra el desarrollo de la capacidad empática? La empatía en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje es vital para poder aprender tanto por mecanismo de imitación como por toma de perspectiva ( Dr. Nicolás Danzinger INSERM Francia).
Si favorecemos entonces el desarrollo de ambas estrategias podremos así propiciar mejores oportunidades de asimilación y retención, estos sencillos ejercicios que te sugiero son un punto de partida en el gran camino de la potencialización de nuestra capacidad cognitiva y cerebral.
¡No olvides incluirte en el proceso realizando también tú igualmente las actividades!
Cualquier punto que desees profundizar esta el espacio abierto para hacerlo.
¡Feliz semana!
María Natividad Fernández Morfín.
Maestra en Neuropsicoeducación







lunes, 17 de octubre de 2011

El ciclo infinito del amor: Dar, tomar, mirar

Recuerdo cuando siendo pequeño, alguna vez me quedé solo en casa gozando de la confianza de mamá, sumando todas las recomendaciones que al salir me dio acerca de lo que sí y de lo que no… todo iba bien, hasta que en un momento determinado… ¡Un terrible accidente! Un movimiento en falso dentro de la sala de la casa y ¡Zas! ¡Cae la figura de porcelana predilecta de mamá volando en mil pedazos!… vaya y ahora ¿qué hacer?... recojo cada uno de los pedazos, los miro fijamente como si al mirarlos un poder sobrenatural los fuera a unir nuevamente… pero no, las piezas siguen ahí… solo queda una opción: recoger hasta el último fragmento de la figura y confiar ciegamente en que mamá no lo note cuando llegue… los minutos pasan lentamente… la puerta se abre y entra mamá, una enorme sonrisa la acompaña y es ¡toda para mí!, echa una rápida mirada y verificando que todo está “en orden” me felicita por haberme portado ¡tan bien! E incluso me obsequia uno de esos dulces que solo las mamás saben traer en el fondo de cada una de sus bolsas de mano… voy sintiendo mi cabeza caliente, mis orejas parecieran quemarse, un enorme cúmulo de cosas…
¿Qué pasa en el corazón de un niño frente a esto? ¿Qué le aliviaría sus sensaciones y sentires?
Es un terrible dilema: si cuento lo ocurrido, mamá se decepcionará de mí… si callo, mi corazón ya no puede más ¿Qué necesita mi alma?...
¿Qué pasa en lo más profundo de mí cuando dando algo “malo” recibo a cambio algo “bueno”? ¿Cómo sería para mí si dando algo “malo” recibiera a cambio igualmente algo “malo” pero un poco menos “malo”?
Si quizás vas construyendo una imagen interna de lo que te voy compartiendo, seguramente podrás verificar que algo cambia en ti… probablemente ocurriendo la segunda de las opciones puedas sentir que ese solo acto te invita a en una siguiente ocasión tratar de hacerlo al menos un “poco mejor”… mientras tanto, la primera  seguramente generará confusión… quizás incluso ocurra en ti algo así como ¿Qué pasó? ¿No se dio cuenta? ¿No vio?... es algo extraño…
Quizás algo más que debes saber es que hay quien opina que para sentirme amado, necesito saberme mirado, si no me miras ¿Cómo saber que me amas? Y mirarme no solo se refiere a mirar “lo bueno en mí”, soy más que eso… también el resto es parte de mí. Si me amas has de incluir cada parte de mí  y si verdaderamente me miras… miraras también aquello que quizás no es tan grato de mi, en su justa dimensión y me darás a cambio, seguramente algo que me invite a crecer…
El dar y tomar tiene entonces mucho que ver con el mirar y más aún, tiene mucho que ver con el AMAR en su sentido más amplio, Anthony de Mello dice “amar es dar al ser amado aquello que necesita para crecer”, yo agrego: solo podré darte aquello que necesitas para crecer si realmente TE MIRO.

Mario Alberto Núnez Molleda
Psicoterapeuta

viernes, 14 de octubre de 2011

Bitácora del Capitán: Trazando la ruta

Ante muchos de los acontecimientos trágicos que han golpeado a nuestro país en los últimos meses, en todas partes se habla de la urgente necesidad de “inculcar valores”. Estoy convencida que eso nace de casa principalmente, por lo tanto me pregunto …¿Y cómo  podríamos los padres de familia transmitir a nuestros hijos aquellos valores que consideramos como necesarios para un buen inicio y para una garantía de vida exitosa?.
Muchos dicen que enseñamos con el ejemplo, que las palabras se las lleva el viento y muchas veces no trascienden si éstas no se viven, pero yo me cuestiono algo: ¿Qué sucede si yo como madre o padre de familia no puedo vivir un valor, por situaciones diversas, pero lo considero necesario para que mi hijo sea una mejor persona de lo que yo fui o soy? ¿Qué podré hacer entonces para transmitir algún valor del que no puedo dar ejemplo viviente?
Es por demás sabido que los padres procuramos siempre para nuestros hijos lo mejor, y dentro de eso que consideramos “bueno”, nos esforzamos lo más posible por tratar que no incurran en los errores o situaciones no tan positivas, que nosotros vivimos antes…¿Será esto posible? ¿Podremos apoyarlos de alguna forma?
Yo creo que sí. Podríamos enlistar a varios filósofos y grandes teólogos que describen el amor en términos de la paternidad y maternidad, describiendo ésta como entrega,  sacrificio, generosidad entre otros tantos sentimientos que instintivamente vibran en nuestros corazones cuando se trata de nuestros hijos. La naturaleza nos dispone entonces, a aportarles lo mejor a nuestros hijos, incluso cuando “eso mejor”, no sea parte de nuestra realidad actual como personas.
¿Cómo podremos entonces lograr que nuestros hijos vivan valores, que les faciliten la adaptación armónica de su persona a su entidad social y los conviertan a la vez en artífices de una mejor comunidad? La respuesta considero que es sencilla: Sanando juntos.
Si logramos involucrarnos, con una guía apropiada claro, podremos vivir con nuestros hijos los valores necesarios para generar actitudes en nosotros y en ellos, que nos permitan no sólo adaptarnos a la sociedad, sino construir día a día una más limpia, más sana, más libre.
Hay un dicho: “Árbol que nace torcido jamás se endereza”, coincido con la afirmación que al respecto hacía un maestro mío: “Esto aplica sólo para los árboles”. Claro que SIEMPRE podemos mejorar,  tenemos lo necesario para hacerlo, sólo hay que aprender a usarlo.
 La próxima semana iniciaremos una travesía llena de estrategias que nos llevarán a armar una “Bitácora del Capitán”, en donde iremos trazando las coordenadas necesarias para SANAR JUNTOS.

Maestra Natividad Fernández Morfín


miércoles, 12 de octubre de 2011

Simón dice.... Fortalezcamos la unidad Cuerpo-Cerebro- Mente

Hoy daremos claves para poder aplicar algunas de las herramientas de la Neurociencia y la Neuropsicoeducación dentro del aula, que también podrían ser útiles en nuestra casa para apoyar a nuestros hijos a propiciar mejor rendimiento escolar. En el artículo anterior  mencionamos que somos una unidad, CUERPO, CEREBRO, MENTE (UCCM). Como primer paso tendremos que procurar que estos tres elementos realmente se encuentren conectados en UNIDAD, y para ello hay algunos ejercicios que pueden ser de mucha utilidad. 
Algunas prácticas que nos ayudan a establecer esta unidad podrían ser los siguientes:

  - Pide a tus alumnos o a tus hijos que imiten los movimientos de  las actividades que tú vayas mencionando, por ejemplo: Andemos en bicicleta, caminemos, conduzcamos un auto, patinemos, ahora  juguemos boliche, nuevamente caminemos,  volemos un avión, evacuemos en un sismo.  Da el tiempo suficiente para que hagan cada una, también procura un espacio apropiado para realizarlo, con buena ventilación y sobre todo espacio para moverse libremente. Siguiendo esta dinámica podrías incluir otras actividades.

-  Como puedes notar, algunas de ellas serán conocidas y muy probablemente practicadas por la mayoría de los alumnos, como caminar, o andar en bicicleta, pero ¿Qué sucede con el resto? Si tú les dices a tus hijos o alumnos que vuelen un avión, podrán ellos simular algunos movimientos en referencia a ello, o tal vez, que conduzcan un auto…Desde luego que sí, aprendemos también de lo que vemos que otros hacen, con esto no quiero decir que por hacer movimientos en referencia a la actividad, los alumnos sean capaces de volar un verdadero avión, pero sí podrán, al intentarlo, al imitar lo que han visto en otros en persona, o en televisión, incluir y unificar, de esta forma damos ejercitación sencilla a la unidad CUERPO, CEREBRO, MENTE.

El cerebro tiene la capacidad de procesar en primera y en
tercera persona, por lo tanto, al observar lo que acontece a
otros aprende de ello. Un ejemplo muy simple para dar
sustento a esta afirmación, es la forma en que algunas
personas actúan ante una contingencia a emergencia.
Nunca han estudiado qué hacer, por ejemplo en caso de un
incendio, pero en algún programa o tal vez en algún libro o
revista leyeron algo al aspecto, o quizá escucharon la
experiencia de alguien en una situación de este tipo, y al
verse involucradas en el mismo contexto, su cerebro
reaccionó astutamente conjuntamente con el instinto de
supervivencia. Por lo tanto las personas hicieron JUSTO
LO NECESARIO para salvarse y quizás hasta salvar a otros.

Esto no es así para todas las personas, pero en la medida en
que estemos más conscientes y más entrenados en nuestra
UNIDAD seremos capaces de aprender más y mejor no sólo
de nuestras experiencias, sino de todo aquello que nos
rodea.

La tarea para esta semana, entonces es ejercitar nuestra UNIDAD con actividades en las cuales las diferentes partes del cuerpo se vean involucradas, incluso se podrían hacer sonidos. Es recomendable que antes de hacer los ejercicios tengas una lista con ellos para poderlos guiar de una mejor manera. Dentro de la clasificación es aconsejable mezclar después de dos actividades de movimiento completo, una que sea más tranquila y luego dos o tres con mayor implicación de partes del cuerpo o complejidad. Si tú como maestro o padre/madre de familia lo haces también, sería muy provechoso.

 Recuerda que en estos términos de enseñanza lo predecible es sinónimo de aburrido esto debe ser como una caja de sorpresas al practicarlo con los alumnos y/o con tus hijos.

La próxima semana veremos cómo ir orientando estos ejercicios y otros más a las zonas cerebrales involucradas en el aprendizaje, la retención y la creatividad. ¡Mucha suerte!

Maestra María Natividad Fernández Morfín.



jueves, 6 de octubre de 2011

Segundo orden de amor: Jerarquía

Ahora hablaré del segundo orden del amor, este segundo orden tiene que ver con el llamado “orden de jerarquía” el cual a su vez se refiere a que dentro de una familia cada uno tiene un lugar particular, el cual es indispensable respetar en la intención de favorecer el flujo amoroso dentro de la misma.
Esto es, los abuelos son precisamente eso y no otra cosa, el papá es el papá y no otra cosa, la mamá es la mamá y no otra cosa, el hijo mayor es el hijo mayor y no otra cosa, el hijo menor es el hijo menor y no otra cosa y así para cada uno de los miembros de la familia.
Las alteraciones empiezan cuando resulta que por alguna razón papá deja de funcionar como papá, mamá deja de funcionar como mamá o cualquier otro miembro de la familia deja de funcionar en el rol que le corresponde, si lo pusiera en una imagen, ésta sería, que los grandes siempre serán los grandes y los chicos, siempre serán lo chicos; mientras esto funcione de esta manera, las cosas irán bien para todos.
Puede parecer algo muy lógico o evidente, sin embargo es relativamente común que se generen formas de relación en las cuales alguno de los hijos deja de funcionar como tal para convertirse en algo diferente, por ejemplo cuando papá y mamá discuten y alguno de los dos cuenta a alguno de los hijos lo ocurrido, esperando algún tipo de comprensión o consuelo; es decir, se busca en un menor algo que quizás tendría que buscarse en un mayor. Cuando algo así ocurre, el hijo pierde un poco de cada uno de sus padres porque los ama a ambos y le duelen ambos, el tomar partido implica una deslealtad que tendrá un alto costo para el hijo… ¿Cómo acercarse a quien descalifica a alguno de los padres? ¿Cómo acercarse a quien fue previamente descalificado?...
De manera que lo conveniente resulta ser que los “grandes” respeten su condición de “grandes” y los chicos se mantengan en su condición de “chicos”. Si un “grande” empieza a hablar a un chico acerca de algo de grandes, el pequeño tendría que decir, “eso no lo quiero escuchar”, es esto algo un tanto difícil de llevar a cabo dado el gran amor que une al pequeño con el mayor, sin embargo, el no hacerlo, los condena a ambos de cierta forma.
Ya seguiremos hablando de esto más adelante, que desde luego hay mucho más que decir al respecto… se valen cuestionamientos…

Mario Alberto Núñez Molleda