lunes, 13 de mayo de 2013


EL MURAL QUE VIVE
Antes de leer, por favor observa la fotografía a detalle.
La fotografía fue tomada el 27/04/2013 en una escuela primaria de la Cd. de México.
 
 
 
 
 
 
 
 
La historia descansa en este mural estudiantil.
Cuentan que hace algunos años en la escuela de María, los niños mientras participaban de una actividad artística, decidieron pintar un mural en la barda del patio.
Varios alumnos intervinieron de manera activa en su realización. Algunos pintaron sobre el árbol trazado por María, otros agregaron colores a las pequeñas flores, o se encargaron de delinear cuidadosamente las alas de la mariposa y sus finas líneas que jugueteaban volando sobre el pasto pintado de un color verde vivo.
También se trazaron imágenes de unos niños jugando en el bosque.
Después de unos meses de que el mural se terminara, María enfermó de gravedad y murió.
María fue recordada como una de las maestras más cariñosas y también más querida por los niños de aquella ciudad que albergaba entre grandes edificios, un hermoso espacio para la alegría, el crecimiento y la educación.
Después unos meses de la partida de la profesora, un pequeño niño, al estar sentado por un largo rato durante el recreo observando el mural, descubrió algo sorprendente: en la esquina derecha de la rama más alta encontró una hoja de árbol, una hoja viva, ahí, justo ahí, nacida del mural. Ese día Sebastián no comentó nada con nadie.
A la mañana siguiente, volvió a ver el mural y se dio cuenta que había seis hojas más… ¡ya eran siete las que empezaban a vestir el árbol trazado por María!
Dos días más pasaron y Sebastián, con la ayuda de su maestro y de sus amigos contó cuarenta y nueve pequeñas hojas sobre el árbol pintado en aquél mural.
Este hecho, sin duda, sorprendió a todos en el colegio, el árbol era ya otro amigo que cada día se hacía más presente.
Pronto el tiempo de las vacaciones llegó y la escuela cerró sus puertas por dos semanas.
Para la sorpresa de todos al volver, el árbol pintado en el mural estaba ya revestido por hojas reales que se alzaban sobre la barda del patio, tapizando y adornando con elegancia y aplomo el tronco, respetado en su estructura y proporción en aquél dibujo trazado por la maestra.
Todos los  días en el recreo Sebastián iba y observaba la mariposa pintada en la barda, esperando un aleteo verdadero que sacudiera el polen de las flores rojas pintadas también bajo ella.
 
Tantas explicaciones podríamos encontrar para este fenómeno natural… Otras más las podríamos imaginar o deducir, lo cierto es que yo pude ver detrás de la barda de la escuela de María. Sí, justo detrás de donde estaba pintado el mural. ¿Te gustaría saber qué hay allá? Es sencillo, tan sólo mira detrás de tu mirada… Sí, ve hacia tu corazón y ahí encontrarás la razón del por qué, cada latido del corazón de un maestro, genera vida, que bien podría ser representada con cada hoja de este frondoso árbol. ¿Lo crees posible? Yo sí, tan sólo cuida la fortaleza de tu tronco, permite que lo albergue vida, pero mantenlo siempre firme, siempre con raíces más profundas… y el día en que la mariposa de tu mural dé unos aletazos alegres, una gota de rocío fresco llegará hasta el océano para hacer que se derrame.
¡Feliz día maestras y maestros, gracias por seguir latiendo!
Mtra. Nse. María Natividad Fernández Morfín.
01-800-830-4114