viernes, 14 de octubre de 2011

Bitácora del Capitán: Trazando la ruta

Ante muchos de los acontecimientos trágicos que han golpeado a nuestro país en los últimos meses, en todas partes se habla de la urgente necesidad de “inculcar valores”. Estoy convencida que eso nace de casa principalmente, por lo tanto me pregunto …¿Y cómo  podríamos los padres de familia transmitir a nuestros hijos aquellos valores que consideramos como necesarios para un buen inicio y para una garantía de vida exitosa?.
Muchos dicen que enseñamos con el ejemplo, que las palabras se las lleva el viento y muchas veces no trascienden si éstas no se viven, pero yo me cuestiono algo: ¿Qué sucede si yo como madre o padre de familia no puedo vivir un valor, por situaciones diversas, pero lo considero necesario para que mi hijo sea una mejor persona de lo que yo fui o soy? ¿Qué podré hacer entonces para transmitir algún valor del que no puedo dar ejemplo viviente?
Es por demás sabido que los padres procuramos siempre para nuestros hijos lo mejor, y dentro de eso que consideramos “bueno”, nos esforzamos lo más posible por tratar que no incurran en los errores o situaciones no tan positivas, que nosotros vivimos antes…¿Será esto posible? ¿Podremos apoyarlos de alguna forma?
Yo creo que sí. Podríamos enlistar a varios filósofos y grandes teólogos que describen el amor en términos de la paternidad y maternidad, describiendo ésta como entrega,  sacrificio, generosidad entre otros tantos sentimientos que instintivamente vibran en nuestros corazones cuando se trata de nuestros hijos. La naturaleza nos dispone entonces, a aportarles lo mejor a nuestros hijos, incluso cuando “eso mejor”, no sea parte de nuestra realidad actual como personas.
¿Cómo podremos entonces lograr que nuestros hijos vivan valores, que les faciliten la adaptación armónica de su persona a su entidad social y los conviertan a la vez en artífices de una mejor comunidad? La respuesta considero que es sencilla: Sanando juntos.
Si logramos involucrarnos, con una guía apropiada claro, podremos vivir con nuestros hijos los valores necesarios para generar actitudes en nosotros y en ellos, que nos permitan no sólo adaptarnos a la sociedad, sino construir día a día una más limpia, más sana, más libre.
Hay un dicho: “Árbol que nace torcido jamás se endereza”, coincido con la afirmación que al respecto hacía un maestro mío: “Esto aplica sólo para los árboles”. Claro que SIEMPRE podemos mejorar,  tenemos lo necesario para hacerlo, sólo hay que aprender a usarlo.
 La próxima semana iniciaremos una travesía llena de estrategias que nos llevarán a armar una “Bitácora del Capitán”, en donde iremos trazando las coordenadas necesarias para SANAR JUNTOS.

Maestra Natividad Fernández Morfín


No hay comentarios:

Publicar un comentario