martes, 10 de enero de 2012

Soy lo que soy y nada más y nada menos…

¿Alguna vez te ha pasado, que después de tener algunas oportunidades de interacción con una persona, una vez que ya se ha roto el hielo te diga: “Fíjate que yo creí que eras de tal o cual forma"… y que esa apreciación resulta cambiar de esa primera impresión a la que viene después¨....?
Las personas solemos fincar expectativas acerca de otros o incluso de nosotros mismos. Esas expectativas algunas veces logran coincidir con lo que somos y otras, las más de las veces, parecieran no coincidir con la persona real que soy o con la cual tengo la oportunidad de interactuar. Esto casi siempre, puede tener algunas implicaciones, tanto para quien espera del otro, como para de quien se espera… Una relación que se establece a partir de este mecanismo de “yo espero de ti”, se convierte invariablemente en una interacción que se distancia de la realidad y puede derivar en una relación divertida, agradable, amena; incluso, llena de sentimientos encontrados… Lo único que le faltaría para ser una relación humana, es que sea REAL… lo otro, mientras que pueda sostenerse en la ilusión, será todo lo que es, sólo que una vez que la ilusión desaparece, lo que suele quedar parece invariablemente insuficiente o insatisfactorio y entonces, puede ser que hasta te sientas traicionado o engañado o sorprendido…  El que era ya no parece ser y eso no lo esperabas. Finalmente, la realidad llega y golpea la fantasía, más tarde o más temprano y lo que deja es justamente lo que hay, nada más.
La manera en como puedo disminuir la posibilidad de que esto ocurra es muy concreta: MIRAR, literalmente, mirar. Cuando yo puedo mirar, entonces la realidad es lo que es y no otra cosa; entonces me relaciono con seres humanos reales, de carne y hueso que suelen tener un poco de todo dentro de sí… Dice el dicho: “De poeta y de loco todos tenemos un poco”, yo agregaría que de poeta, de loco, de santo, de malo, de bueno… de todo hay un poco dentro de mí y cuando lo puedo ver también dentro de ti, así las relaciones humanas, quizás no sean tan hermosas como desearíamos, sin embargo si son REALES, resultarían ser HERMOSAMENTE HUMANAS. Cuando mi pareja tiene un poco de todo eso y yo también, somos el uno para el otro. Igual pasa con los hijos, él tiene  un poco de esto y un poco de lo otro, de manera que yo soy el padre perfecto para él, dado que yo también tengo cosas muy parecidas.
Me encantaría poder vivir en un mundo en el que las personas realmente me MIREN a mí, justamente en lo que soy, nada más. Me encantaría vivir en un mundo en el cual yo pudiera MIRAR a cada uno en lo que es, solamente eso, nada más… Me encantaría sentirme completamente humano al lado de otros completamente humanos, así quizás todos pudiéramos vernos en el terreno común de las personas: la perfecta imperfección y así, quizás podría tomar del otro justamente aquello que tiene para ofrecerme y no más y quizás también podría ofrecerle a los otros, justamente aquello que soy y no más y ellos podrían tomarlo… sólo eso, nada más.
Mario Alberto Núñez Molleda
Psicoterapeuta


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