miércoles, 2 de mayo de 2012

Disonancia cognitiva, una llave que abre a un momento didáctico significativo.

Disonancia cognitiva, una llave que abre a un momento didáctico significativo.

La forma en que la información es recibida, procesada e interpretada en nuestro cerebro, define no sólo la toma de decisiones trascendentales, sino la manera en que ejecutamos las funciones más simples y sencillas; algunas de ellas, pudieran incluso parecer realizadas de manera automática, sin que nuestra conciencia nos avise que está entrando en un proceso de análisis.
Dentro del salón de clases existen procesos y también modelos de enseñanza y de aprendizaje, que han sido estudiados y analizados con la finalidad de desarrollar teorías y estrategias que aporten a la comprensión y mejora de la calidad educativa en nuestro País y en el mundo entero.
 En mi experiencia como evaluadora de la competencia lingüística he podido observar lo predecible de los procesos lingüísticos que ocurren en el salón de clases. Aún cuando se trate de instituciones de variada índole y naturaleza, prevalecen constantes que visten y guían el desarrollo del maestro dentro del aula. Y para dar respaldo a esta aseveración les pido que por un momento reflexionemos sobre la forma en que desarrollamos un día de clase como docentes, la manera en que saludamos, la forma en que registramos la asistencia, nuestros comentarios entre una actividad y otra, cómo damos las indicaciones para salir al descanso, con quiénes compartimos los momentos de recreación en la escuela, lo que usualmente platicamos, cómo retomamos el desarrollo de la clase al volver del recreo, la forma en que cerramos la mañana o tarde de trabajo, la manera en que enviamos la tarea y nos retiramos a casa. Efectivamente podríamos pensar en una rutina. Una rutina de trabajo, dicho desde otro punto de vista una rutina de enseñanza y, de igual manera, por qué no, una rutina de aprendizaje. 
Las rutinas funcionan de muchas maneras. Probablemente hemos escuchado que es muy favorable que un bebé siga una rutina en su esquema de alimentación, sueño y actividades. De acuerdo a Francisco Sáez, fundador de “Facile Things”, las rutinas aportan ciertos beneficios como: simplificar la vida, reducir esfuerzo, aumentar la seguridad y confianza, incrementar la serenidad personal, y ayudar al perfeccionamiento de algunas habilidades. En resumen, el cerebro opera en asonancia o armonía cognitiva.
Operar de manera armónica suena a simple vista lo más recomendable y de hecho es positivo ser armónicos durante el desarrollo de nuestra rutina o esquema de vida, quiero decir que romper constantemente rutinas, o estar en continua fluctuación sería un desorden que en la mayoría de nosotros podría causar confusión y desánimo, además de problemas para adaptarnos. Pero ¿Qué gran parte de nuestro potencial queda comprometido al sólo seguir rutinas?

En el salón de clases, como al inicio comentaba, se crean rutinas en los procesos. Nos daríamos cuenta si pudiéramos video-grabarnos, como incluso, utilizamos un mismo y muy limitado léxico dentro de nuestra mañana o tarde de trabajo escolar.  Resultamos por tanto, altamente “predecibles” en nuestra actividad docente. Desde el enfoque de las Neurociencias, lo que es predecible en los salones de clases es sinónimo de “aburrido”, y el cerebro, al ser un órgano que busca placer, no aplica su potencial en niveles apropiados ante situaciones que producen aburrimiento, que carecen de interés.
Es recomendable por tanto, siempre proveer de variedad en los procesos, ya que esto nos facilita el verdadero desarrollo de las competencias. En esta ocasión quiero mostrarles la llave que abre el ropero de la abuela.  A esta llave la llamamos “disonancia cognitiva” la cual se define como: Un momento didáctico en el que un elemento de fricción requiere que el aprendiz reconcilie una idea disparatada con su modelo mental previo. Este concepto fue formulado por primera vez en 1957 por el Psicólogo estadounidense Leon Festinger, en su obra “A theory of cognitive dissonance”. En su teoría plantea, que al producirse la incongruencia o disonancia de manera apreciable, la persona se ve automáticamente motivada para esforzarse en generar ideas y creencias nuevas para reducir tensión, hasta conseguir que el conjunto de sus ideas y actitudes embonen entre sí, constituyendo una cierta coherencia interna. http://facilethings.com, http:// wikipedia.com
Un ejemplo sencillo de una disonancia cognitiva en el aula es presentar una actividad de una manera disparatada o con elementos secundarios incongruentes, por ejemplo: Introducir el tema de las sumas a nivel primaria, con un ejemplo como este:
2 moscas naranjas + 2 moscas amarillas suman un totalde 4 moscas.
Es evidente que los niños no han visto moscas naranjas ni tampoco amarillas; en este instante el cerebro inicia un proceso de fricción que nos genera “un momento didáctico” en donde lo que sea que estemos instruyendo, en este caso la función de sumar, será asimilado, y anclado de una forma más sencilla, pero sobre todo, más duradera gracias a los procesos que se agilizan de manera no consciente en el cerebro. Como este ejemplo, podríamos encontrar muchos más: Para centrar la atención, saludar a manera de despedida; o quizá prepararnos para salir al recreo, como si fuéramos a aplicar un examen o viceversa. El hecho importante es dar variedad a esa rutina en la que estamos inmersos durante nuestro día de trabajo, siempre con un objetivo claro que favorezca la enseñanza.
Yo los invito a incluir las disonancias cognitivas en el aula, cuya efectividad está probada; estoy segura que podrán generar muchos, muy productivos y agradables momentos didácticos. Podrán existir infinitos tipos de llaves para abrir el ropero de la abuela pero, sin duda alguna, la llave que ciertamente lo abrirá es aquella que logre embonar perfecto con la cerradura.
Mtra. Nse. María Natividad Fernández Morfín
01-800-830-4114.

1 comentario:

  1. Me parece muy bueno el aporte, desde que tuvimos el taller en el congreso en Celaya, he tratado de poner en pràctica algunas cosas que ahì apendì y poco a poco, mis alumnos y yo, tenemos otra visiòn del aprendizaje, Saludos Naty!!!

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