viernes, 27 de julio de 2012

¿Quién soy ?


       

                   

                                    ¿Quién soy?

Jorge Bucay, autor de innumerables reflexiones acerca del desarrollo humano, plantea que la madurez emocional se encuentra estrechamente relacionada con la posibilidad de contestar a las siguientes preguntas: ¿Quién soy? ¿A dónde voy? y ¿Con quién voy? que además debieran ser respondidas justamente en ese orden, aparentemente pareciera ser algo relativamente sencillo aunque si voy y miro la realidad, lo que veo pareciera contradecir esa apreciación inicial… para empezar, la primera de estas preguntas considero que tiene varios planos de respuesta, algunos de ellos obviamente más superficiales, otros más, relativamente profundos e incluso, un último plano que resulta definitivamente de una profundad a la cual resulta complicado acceder.

En un nivel superficial estarían aspectos relativos a lo evidente, como podría ser el color de mi cabello, la forma, mi peso, mi estatura (medida en centímetros por ejemplo), mi peso (medido en kilogramos por ejemplo), entre otros. En un segundo plano estarían aspectos como algunos elementos de mi personalidad, algunas de mis habilidades, entre otros. Y en un tercer plano, estarían todos aquellos elementos que desconozco de mí y que a pesar de ello, se encuentran presentes y es más, se hacen evidentes en mi actuar cotidiano, en muchas de las ocasiones aún sin yo percatarme de ello; incluso, algunos conocedores opinan que estamos configurados en algo así como el ying y el yang; es decir, una parte de luz y otra más de sombra, o bien, visto de otra manera, una parte de mí acerca de la cual tengo toda la claridad y otra parte de mí la cual desconozco por completo.

  Los que saben, opinan, que la parte que vemos y la parte que no vemos de nosotros mismos son equivalentes del todo, es decir, si las pudiéramos medir y pesar, tendrían el mismo tamaño y peso, solamente que de valor completamente opuesto, es decir, si por ejemplo tuviera 100 puntos de alegría que puedo ver, tendría en mi parte oculta, igualmente 100 puntos de tristeza que no puedo ver e incluso, algunas veces podría pasar que mi forma de conducirme en mi vida fuera no a partir de los 100 puntos de alegría, sino que sería más bien conducida por mis 100 puntos de tristeza y… ni siquiera me daría cuenta y entonces, quizás me cuestionaría el porque si yo soy tan alegre algunos tienen una imagen de mí como de alguien diferente, quizás hasta pensaría que “no saben nada acerca de quien soy” cuando a lo mejor, más bien sería muy enriquecedor para mí el poder integrar lo que yo mismo no puedo ver de mí y que quizás algunos otros sí lo pueden hacer.

A final de cuentas yo soy todo lo que soy y nada más, lo bueno y lo no tan bueno de mí, lo que conozco y lo que no conozco de mí, lo que me gusta y lo que no me gusta de mí y cada uno de esos elementos, cada una de esas partes que poseo no son sino recursos que he ido acumulando a lo largo de mi vida y que están ahí disponibles para que yo los use y que es más, han cumplido una importante función para mí en algún momento de mi vida o en alguna situación en particular.

 

En la medida en que yo puedo integrar cada uno de estos elementos a mi conciencia, en esa misma medida tendré mucha mayor claridad para responder a esas tres preguntas fundamentales: ¿Quién soy? ¿A dónde voy? y ¿Con quién voy?, sería muy apropiado que esto fuera ocurriendo desde la infancia, sin embargo, SIEMPRE  será un buen momento para conocerme un poco más, para sumar algo más de lo que soy y entonces hacer uso de ello con conciencia y dándole su lugar como recurso que es.

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