Cruzando fronteras…
un poco sobre mi labor docente, puedo
identificar varias fronteras que están presentes en todo momento, algunas
marcan sus límites por las instituciones, otras marcan sus límites por nuestras
percepciones, y pienso en muchas otras que aparecen justo al momento de empezar
nuestra clase cada día, ciertas fronteras las edificamos nosotros, en cambio
otras llegan delimitadas por nuestros alumnos, por nuestros compañeros de trabajo,
incluso por nuestro entorno. Es una gran
ventaja para nuestros ojos que no todas estas fronteras sean “visibles” de
primera instancia, ¿te imaginas cómo sería verlas en todo momento? Sin embargo,
aún cuando no las “veamos” efectivamente están ahí, y pueden ser motor o
estorbo para nuestro desarrollo profesional. Entre más resilientes seamos como
maestros, en la medida en que poseamos mayor cantidad de recursos para poder
“cruzar” esas fronteras, más fluido será nuestro transito por la escuela, por la
vida…
En esta ocasión les comparto con
alegría que estaremos exhibiendo el Performance de la presentación de la novela
“Yo también crucé la frontera”, el día jueves 25 de Octubre a las 20 horas, a
partir de ese día en mi correo de contacto pueden solicitar impresiones de la
misma. Les doy a leer el prólogo, no sin antes invitarles, maestros (as) a que
“crucen fronteras”, tanto las del día a día, como aquellas más escabrosas que
nos hacen fortalecernos como maestros facilitadores con una auténtica actitud
sensible y sutil para enseñar significativamente.
Al
igual que otros pequeños placeres de la vida, leer guarda entre sus cuatro sonidos beneficios propios de
considerarse parte de nuestra herencia. A diferencia de otros placeres de la
vida, leer tiene el poder de
silenciar el tiempo, además de agilizar y estructurar el pensamiento gratuito.
El
hecho de leer, de manera individual o colectiva, activa un espacio íntimo que
genera nuevos diálogos de saberes en dos direcciones: una, de prospección
interna, la cual contribuye a la construcción de la identidad; y otra, de prospección externa, que contribuye a
la identidad más inteligente de un pueblo, un país, un mundo comprometido con su futuro. Ambas líneas,
como si de dos estrellas fugaces se tratara, se cruzan creando una historia
mínima que debe ser considerada un bien social y por consiguiente, un marco de
abstracción, interpretación y reflexión. Estas tres habilidades deben
orientarse y desarrollarse en beneficio de la reconstrucción de lo común
mediante el hábito lector y, aquello que lo antecede, el saber por qué
hacerlo.
La
lectura de Yo también crucé la frontera
de la cual hablo pero no cuento camina por los senderos de una realidad social
mexicana diversa y arriesgada que forma parte de la historia: la que hace de su
escenario malabares, personas que anhelan viajar a otras latitudes buscando el
sentido de sus vidas. La novela dirigida a adolescentes, jóvenes y adultos por
su diversidad temática actual y adecuación literaria ofrece soluciones
alternativas a situaciones difíciles cotidianas, por lo que muestra su
compromiso social. Con estilo literario ágil, sencillo y humilde, no por ello
menos valiente ni falto de confianza, el fluir de la novela invita, en primer
lugar, a compartir empatía y ternura por el alter
ego, y en segundo lugar, a soñar aquí en
este país descubriendo el fantástico viaje del ser creativo y a la vez, resiliente,
capaz no sólo de superar situaciones, sino también de construir sueños y la escuela del aprendizaje que
posibilitan el disfrute de la vida. La novela, capaz de hilvanar un yo interior
a través de sus once capítulos secuenciados con títulos breves, ofrece la
esencia y las claves del ser creativo capaz de plantear propuestas bajo
diferentes puntos de vista. Esta esencia constituye una necesidad expresada de
abordaje prioritario por diferentes ámbitos profesionales, entre ellos el
educativo y el empresarial, y de cada uno de los lectores que los integran.
La
protagonista pinta con sus cinco y un sentidos la solidaridad y la cooperación que
lleva adentro, orígenes para emprender nuevos proyectos personales y
profesionales, no sin antes analizar con cautela pasos al frente acompañados de
estados de conciencia que lepermiten tomar sus únicas decisiones.
La
autora María Natividad Fernández Morfín, soñadora de nuevas realidades en este
país lanza a través de esta novela diversas piedras a la fuente de la esperanza, unas llevan el nombre de cada uno de los
personajes; otras, de los lugares donde transcurre la acción; otras, del tiempo
en que habita cada capítulo; otras, de la acción y las diferentes relaciones que
se tejen, no todas necesariamente humanas, también con el entorno y con uno
mismo. La novela de encaje humanista construye optimismo social capaz de acercarse,
tocar el agua y ver en el fondo una ciudad habitada por pensamientos, emociones y actitudes, sin olvidar que de
noche la luna será testigo de las dimensiones de las olas que trae la marea, el
inconsciente. Las olas grandes empujan la conciencia; las pequeñas, el corazón.
La
obra de carácter pedagógico regenera en el lector la curiosidad y la motivación
capaces de producir cambios, y por qué no el mundo; además contagia el entusiasmo del que beben cada una de sus
palabras por reconstruir el tejido social del sueño mexicano, aquí, más que
nunca en este nuestro país. No hay viaje más largo que quedarse en el mismo
lugar. Y no olvides bajar tu mano ni pidas que te cuenten. Si ella supo cruzar
la frontera, tú también puedes cruzar la novela. Sigue leyendo...
Héctor Tronchoni Albert
Mtra. Nse. María
Natividad Fernández Morfín
01-800-830-41-14
452 52 8 65
49
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